Mucha gente se pregunta: ¿Qué pasa si no quiero pagar mis deudas? ¿Qué consecuencias trae? Y la pregunta salta a la mente ante situaciones económicas complicadas en las que ya no es posible hacer frente a las obligaciones y aparece la tentación de dejar que el tema se diluya con el tiempo.
La realidad es que solo dejar de pagar las deudas no es una solución. Ignorar el problema y voltear la mirada hacia otro lado, lejos de ser una salida, es una fenómeno que puede derivar en un efecto bola de nieve en el que el problema crezca y crezca.
Dejar de pagar tiene dos consecuencias directas que afectan la estabilidad y tranquilidad de las personas.
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¿Qué pasa si nunca pago mis deudas?
Dentro de las principales consecuencias de no pagar una deuda podemos enumerar las siguientes:
- Construyes un mal historial de crédito. Al no pagar a tiempo, se genera una mancha que le dice a otras instituciones que eres mal pagador.
- Ninguna institución te autorizará un nuevo préstamo. Dejar de pagar hace que se te cierren las puertas a nuevas oportunidades de financiamiento. Y es algo normal. Si al momento de solicitar un nuevo préstamo verifican que tu nombre aparece en una lista de morosidad, de inmediato te conviertes en un perfil de riesgo no apto para recibir otros créditos.
- Se presenta riesgo de embargo. Recuerda que los acreedores tienen la opción de ir con las autoridades para reclamar el pago de la deuda. con ello, puede emprender un juicio que puede devenir una orden de embargo que hará que retengan tus pertenencias para venderlas y saldar la deuda pendiente.
- Tu deuda la puede comprar un despacho. En los últimos años, ha comenzado a crecer la opción en la que las instituciones financieras venden la cartera vencida a terceros. Esta acción puede ser una amenaza a tu tranquilidad, pues esta clase de despachos no se detendrán hasta que liquides la deuda.
Dejar de pagar mancha tu historial de crédito
Por un lado, dejar de pagar genera una mancha en el historial crediticio. Este factor a la larga afecta en demasía, pues cierra las puertas a futuras posibilidades de crédito en condiciones atractivas.
En primera instancia, podría parecer que una persona puede vivir sin pedir financiamientos ante instituciones como los bancos. Sin embargo, la realidad es que los créditos se han convertido en una herramienta para apalancar diversos proyectos personales.
Si no fuera por este tipo de instrumentos, por ejemplo, muchas familias no pudieran comprar aditamentos para equipar su hogar; o simplemente no podrían aspirar a adquirir un automóvil o un hogar. Incluso, no tendrían el respaldo para responder con financiamiento ante una eventualidad.
En caso extremo, el no contar con una buena calificación crediticia, que avale que se es buen pagador, podría ampliar la posibilidad que una empresa de servicios como telefonía niegue la atención al no tener un buen historial.
Dejar de pagar igual a embargo latente
Por otro lado, y como consecuencia más grave, una persona que deja de pagar pone en riesgo su patrimonio. Y es que no hay que olvidar que existe en la ley la posibilidad de que los acreedores acudan al embargo como mecanismo para exigir liquidar una deuda.
Es importante no perder de vista que la legislación podría amparar cualquier institución financiera y ayudarle a que saldes la deuda. Esto mediante el retener los bienes que forman parte del patrimonio de las personas, rematarlos y conseguir el dinero para pagar.
Al respecto, una de las dudas latentes es: ¿Por cuánto dinero me pueden embargar?
Sobre el tema, la realidad es que por cualquier cantidad. El iniciar un proceso de embargo queda a la decisión del acreedor y no depende de la cantidad en cuestión.
Aquí toma en cuenta que incluso, ante el riesgo de embargo, no sólo se podría en riesgo el patrimonio del titular del crédito. Y es que, si existe algún aval o codeudor, también podría salir afectado.
Por ello, antes de pensar en sólo dejar de pagar, evalúa los escenarios. Si ya no tienes para pagar, la mejor opción es analizar alternativas.
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¿Qué sucede si no pago mi deuda al banco conforme pasan los días?
El proceso de seguimiento que dan los bancos cuando una persona deja de cambiar puede variar de acuerdo con cada institución y la naturaleza del crédito. Sin embargo, hay unos elementos que se presentan comúnmente.
30 días de atraso
Por ejemplo, cuando se presentan 30 días de retraso en el pago de una deuda, el primer signo que se presenta es el cobro de intereses. Recuerda que al no cumplir, se penaliza con un porcentaje previamente definido al firmar el contrato.
Hablar de un retraso de 30 días es hablar de un pago que se ha dejado de dar. Es muy importante cuidar este tipo de cuestiones, pues algunos bancos con tan solo el retraso en un pago, podrían reportar y afectar el historial de crédito.
En el caso de tarjetas de crédito, por ejemplo, no cumplir con el pago correspondiente de un periodo hace que la tarjeta de crédito se pueda suspender; esto además de generar intereses que se acumularán al saldo de la deuda.
60 días de atraso
Con 60 días de retraso, el interés se seguirá acumulando. Eso repercutirá en el monto total por pagar, pues la deuda aumentará.
Para esta etapa, es posible que las llamadas de los bancos pidiendo el pago sean más constantes; además que algunas instituciones harán énfasis en las consecuencias de mantener el impago.
90 días de atraso
En un retraso superior a 90 días, los bancos comúnmente ya clasifican la cuenta en estatus de mora. Para este momento, las llamadas de cobranza habrán triplicado su frecuencia.
En este punto, quizá el acreedor ya haya asignado su caso a un despacho de cobranza, que será el encargado de dar seguimiento para el cumplimiento del pago. Incluso, después de 90 días, se puede presentar el caso que el acreedor venda la deuda a un tercero, que ahora, como titular de la deuda, será el encargado de dar seguimiento y no parar hasta cobrar el último peso.
Si bien estos son los escenarios más comunes, sobre todo ante deudas de tarjetas de crédito y préstamos personales, es importante analizar cada situación de acuerdo con la naturaleza de la deuda. Lo que sí resulta importante tener en cuenta es que entre más crezca el plazo de impago, más se acumularán los intereses y será más difícil cubrir el pago.
Incluso, por ejemplo, después de los 180 días de retraso, y de acuerdo con el monto del adeudo, comienza a presentarse el riesgo de que el acreedor decida judicializar la cobranza.
¿Cómo pagar mis deudas?
En el escenario existen varios caminos por explorar para pagar deudas. Hay esquemas que ofrecen los propios bancos para lograr una reestructura de la deuda, esto mediante una compra de cartera, por ejemplo. Esto permitirá lograr nuevas condiciones para sobrellevar el pago en casos donde la liquidez falta.
Sin embargo, en un contexto donde las deudas ya superan tu capacidad de pago mensual, la alternativa es acercarse a negociar. En este punto, cabe destacar que los acreedores valorarán el hecho de mantener voluntad de pago.
En ese marco, por ejemplo, podrías evaluar el solicitar la ayuda de una reparadora de crédito. Este tipo de empresas han llegado con un modelo innovador, pues ayudan a negociar el pago de las deudas, a la par de generar un plan de ahorro a la medida para que sea el propietario de las deudas quien pague con recursos propios, sin la necesidad de solicitar nuevos préstamos.
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