Tener la costumbre de guardar una parte del dinero que ganamos es más complicado de lo que parece. Para algunas personas, este hábito resulta prácticamente imposible, y ocurre en todos los países del mundo, sin importar el grado educativo, o nivel social.
También es muy frecuente el argumento de que no se gana lo suficiente para ahorrar, situación que puede complicarse en caso de presentarse algún imprevisto como la pérdida de empleo, enfermedad, accidente, entre otros.
En términos simples, el ahorro se define como “posponer el gasto presente para utilizarlo en el futuro”. Así, conviene revisar algunas recomendaciones para aprender a guardar una parte del sueldo.
Existen varias prácticas sencillas para aprender a ahorrar, desde las clásicas alcancías o la vieja práctica de guardar el dinero en el colchón u otro “escondite” en la casa. Si bien se trata de ejercicios cómodos para comenzar a disciplinarnos en esta actividad, si pensamos en un ahorro mucho más grande, por ejemplo, para la compra de un auto o una casa, se debe aplicar una estrategia más elaborada que rendirá frutos y se convertirá en un buen hábito financiero.
¿Cuáles son los pasos para comenzar a ahorrar?
El primer paso es eliminar la idea de que solamente se guarda el dinero que “sobra”. Al contrario, se trata de ahorrar una cantidad específica y definir un objetivo, ya sea tener una reserva económica para temporadas complicadas o la adquisición de un bien o servicio; por ejemplo, un viaje. Así, se puede iniciar por las siguientes recomendaciones:
- Arma un presupuesto. Del ingreso mensual, destina cantidades específicas para gastos fijos como alimentación, vivienda, salud, pago de deudas y, en la medida de lo posible, para ahorro.
- Disminuye gastos innecesarios. Café, plataformas de música o video que no utilices, comidas fueras de casa, exceso de compras por internet, por mencionar algunas pueden desaparecer de tu lista y destinar dichos recursos para tu ahorro.
- Elimina deudas. Mantén el pago recurrente de tus préstamos y una vez que los liquides, puedes destinar ese dinero también para el ahorro.
- Evita compras compulsivas. Analiza si necesitas ese producto que viste en internet o en el centro comercial. No te dejes llevar por ofertas o por la tentación de los meses sin intereses.
- Guarda los ingresos extra. Si en algún momento recibes un dinero inesperado o realizaste algún trabajo por tu cuenta más allá de tu ingreso habitual, puedes destinarlo para ahorro.
¿Cómo puedo ahorrar dinero a la semana?
Una vez que se tienen claros los ingresos y se ha realizado un presupuesto, se debe especificar una cantidad fija que se deberá guardar al fin de la semana. Se puede empezar con un monto muy pequeño en tanto logras acostumbrarte a no gastarlo, y en la medida de lo posible incrementarlo poco a poco sin que esto afecte otros gastos.
El ahorro semanal puedes comenzar por guardarlo en algún lugar de tu casa y dejar que se acumule, por ejemplo, en un primer ejercicio a lo largo de un mes. Si logras mantener el hábito por un año, la cantidad acumulada será bastante considerable y podrás ocuparla ya sea para un objetivo específico o incluso intentar ahorrarla y mantener la práctica de manera contínua.
¿Cuáles son las principales barreras para ahorrar?
Enfocarse en el ahora y no reflexionar con las necesidades del futuro son uno de los principales límites para guardar dinero que puede utilizarse en el corto o mediano plazo. Es poco probable que la población más joven piense que algún día envejecerá y que necesitará recursos para pagar comida y medicinas, además de que es altamente probable que ya no podrá trabajar.
También es altamente probable que tengas serios problemas de endeudamiento y en consecuencia te sea imposible ahorrar ya que gran parte de tu ingreso lo destinas a cumplir con tus pendientes financieros.
Asimismo, existe la posibilidad de que tus condiciones laborales no sean las adecuadas y que percibas un ingreso apenas suficiente para solventar tus necesidades básicas.
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¿Por qué es importante ahorrar?
La previsión financiera es una parte esencial en las finanzas personales. Lamentablemente, muchas familias han perdido su patrimonio y han quedado en la ruina al no contar con una reserva económica y en consecuencia se deshicieron de sus bienes para costear imprevistos.