Las tarjetas de crédito son un medio de pago muy útil y conveniente, pero también pueden ser una fuente de problemas si no se usan correctamente. El mal manejo de las tarjetas de crédito puede generar deudas, intereses, comisiones y afectar el historial crediticio.
Por eso, es importante aprender a usarlas de forma responsable y eficiente. En este artículo te damos algunos consejos para manejar las tarjetas de crédito y aprovechar sus beneficios sin caer en el sobreendeudamiento.
Lee bien el contrato de la tarjeta de crédito
Antes de solicitar o aceptar una tarjeta de crédito, es fundamental que leas y entiendas el contrato que firmas con la entidad financiera. En él se establecen las condiciones, los derechos y las obligaciones que tienes como titular de la tarjeta.
Debes prestar especial atención a los siguientes aspectos:
- La tasa de interés anual (TAE) que se aplica a las compras que no pagas en el plazo establecido.
- El límite de crédito que tienes disponible y cómo puedes ampliarlo o reducirlo.
- El plazo de pago y la fecha de corte, que determinan cuándo debes abonar el saldo pendiente o una parte del mismo.
El pago mínimo que debes realizar cada mes para mantener tu línea de crédito activa y evitar recargos.
- Las comisiones que se cobran por conceptos como emisión, renovación, disposición de efectivo, cambio de divisas, reclamación de impagos, etc.
- Los beneficios que ofrece la tarjeta, como programas de puntos, descuentos, seguros, etc.
Sé consciente de la cantidad de dinero que dispones
Una tarjeta de crédito no es dinero gratis ni una extensión de tu sueldo. Es un préstamo que debes devolver con intereses si no lo haces a tiempo. Por eso, debes ser consciente de la cantidad de dinero que dispones y no gastar más de lo que puedes pagar.
Una buena práctica es llevar un control de tus ingresos y gastos mensuales, y establecer un presupuesto que te permita ahorrar y cubrir tus necesidades. Así podrás usar la tarjeta solo para compras necesarias o imprevistas, y no para caprichos o gastos superfluos.
No financies gastos comunes con la tarjeta de crédito
La tarjeta de crédito puede ser una herramienta útil para financiar compras grandes o extraordinarias, como un electrodoméstico, un viaje o una emergencia médica. Sin embargo, no es conveniente usarla para financiar gastos comunes o recurrentes, como la alimentación, el transporte, los servicios públicos o el ocio.
Estos gastos deben cubrirse con el dinero que ingresas cada mes, y no con un crédito que te genera intereses. Si usas la tarjeta para estos fines, corres el riesgo de acumular una deuda que te será difícil pagar y que afectará tu capacidad financiera.
Mantén orden y puntualidad en los pagos
Uno de los aspectos más importantes para manejar las tarjetas de crédito es pagar a tiempo el saldo pendiente o al menos el pago mínimo. De esta forma evitarás recargos por mora, intereses adicionales y daños en tu historial crediticio.
Para ello, debes tener en cuenta la fecha límite de pago y la fecha de corte, que son las que determinan el período en el que debes abonar lo que has gastado con la tarjeta. Lo ideal es que pagues el total del saldo antes del vencimiento, para no generar intereses. Si no puedes hacerlo, procura pagar lo más posible y reducir tu endeudamiento.
Mucho cuidado con la cantidad de tus tarjetas de crédito
Tener varias tarjetas de crédito puede parecer una ventaja, ya que te da más opciones y facilidades para comprar. Sin embargo, también implica más responsabilidades y riesgos. Cada tarjeta tiene sus propias condiciones, comisiones e intereses, que debes conocer y cumplir.
Además, cada tarjeta consume una parte de tu capacidad crediticia, lo que puede dificultar tu acceso a otros productos financieros. Por eso, es recomendable tener solo las tarjetas que necesites y puedas manejar sin problemas. Así podrás optimizar su uso y evitar el sobreendeudamiento.
Evita sacar efectivo de la tarjeta de crédito
Sacar efectivo de la tarjeta de crédito es una opción que debes usar solo en casos de extrema necesidad. Esto se debe a que esta operación tiene un costo muy alto, ya que se cobra una comisión por disposición de efectivo y se aplica un interés desde el primer día, sin período de gracia.
Además, el límite de efectivo suele ser menor que el límite de crédito, lo que reduce tu disponibilidad para comprar. Por tanto, si necesitas dinero en efectivo, es preferible que lo saques de tu cuenta bancaria o que busques otras alternativas de financiación más económicas.